Su impacto sería mayor al inicio del tratamiento

Un estudio canadiense ha evaluado los efectos de tenofovir (Viread®, también en Truvada® y Atripla®) sobre la función de los riñones tras diez años de tratamiento. Aunque durante el seguimiento llevado a cabo en el transcurso del estudio la función renal disminuyó, los investigadores clasificaron la toxicidad a largo plazo como moderada.

La toxicidad renal de tenofovir es un efecto secundario que se ha descrito en múltiples estudios (véase La Noticia del Día 25/05/2010), pese a que su evolución a largo plazo no ha sido suficientemente evaluada.

Para conocer más acerca de dicha evolución, un equipo de investigadores de la Universidad de Montreal (Canadá) analizó la evolución de una cohorte de personas con VIH bajo terapia antirretroviral en un hospital de la ciudad. El seguimiento de los participantes abarcó el período comprendido entre enero de 2002 y marzo de 2012.

Un total de 1.043 personas tomaron parte en el estudio. La función renal de los participantes se evaluó por medio de la tasa de filtración glomerular estimada (TFGe), obtenida a partir de la medición de parámetros sanguíneos analizados en la práctica clínica habitual. Los resultados de quienes tomaban tratamiento con tenofovir se compararon con los de aquellos que recibían otras combinaciones de antirretrovirales, de manera que se pudieron alcanzar diversas variables estadísticas.

Según los parámetros internacionales, los autores del estudio definieron la presencia de disfunción renal como una TFGe inferior a 90 mL/min/1,73m2.

La construcción de modelos estadísticos permitió establecer el riesgo de disfunción renal en tratamientos con tenofovir (respecto al observado con tratamientos que no incluyeran el fármaco), y la pérdida de capacidad de filtración renal por la exposición a largo plazo a tenofovir se calculó por medio de un modelo de regresión lineal.

En el ensayo, la exposición a tenofovir incrementó el riesgo de disfunción renal en un 63% (cociente de riesgo [CR]: 1,63; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,26-2,10).

La pérdida de TFGe atribuible a tenofovir fue de 3,05 mL/min/1,73m2 tras un año de tratamiento; de 4,05 mL/min/1,73m2 al cabo de dos años; de 2,42 mL/min/1,73m2 al tercer año, y de 3,09 mL/min/1,73m2 tras cuatro años de tratamiento con tenofovir. La diferencia solo alcanzó valores significativos después de un año de tratamiento (p= 0,017).

De acuerdo con los autores del estudio, la toxicidad renal de tenofovir, aunque significativa, sería, a largo plazo, de intensidad moderada. Los resultados del presente ensayo parecen indicar que su impacto tiene lugar, principalmente, al inicio del tratamiento, y la incidencia del fármaco sobre los riñones se atenúa en períodos prolongados.

De todos modos, la posiblemente cercana aprobación de un nuevo fármaco relacionado con tenofovir (véase La Noticia del Día 22/03/2012), con una menor incidencia de efectos adversos en general y de tipo renal en particular (se trata de una molécula que se transforma en tenofovir en el interior de las células), podría acabar de forma definitiva con los problemas en los riñones asociados con tenofovir.

Fuente: NATAP.
Referencia: Laprise C, Baril JG, Dufresne S, et al. Association Between Tenofovir Exposure and Reduced Kidney Function in a Cohort of HIV-Positive Patients: Results From 10 Years of Follow-up.Clin Infect Dis. 2013 Feb; 56(4): 567-575.

 

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